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¿Cómo hacer un modelo de negocio?

Para echar a andar un emprendimiento es preciso tener claro que la idea tendrá que ser ajustada según los imprevistos.

El triunfo de un emprendimiento suele ser el último paso de una ruta bien planteada, en el cual la cabeza fría debe regir la emoción de cristalizar rápidamente una idea original. Pero ¿cómo hacer un modelo de negocio?

Y es que los emprendedores, a veces sin darse cuenta, quedan tan fascinados por sus propias intuiciones que descuidan la parte racional y he ahí el origen de los problemas subsecuentes.

Tec Review consultó a tres expertos que justamente concuerdan en el punto de que el entusiasmo no basta para concretar una idea de negocio.

¿Cómo hacer un modelo de negocio? Los expertos te aconsejan

De acuerdo con León Velázquez, director de estrategia en Universidad Tecmilenio, el principal error que comete un emprendedor es enamorarse de su idea, la que ha soñado y trabajado, sin abrirse a otros puntos de vista.

“Más bien el emprendedor de lo que se tiene que enamorar es del problema, de las circunstancias y lo que está viviendo el cliente, para que sea capaz de resolverlo”.

Para seguir este camino, de acuerdo con Velázquez, lo primero que hay que hacer es tener una meta definida.

“Es la parte principal, lo que se quiere maximizar con el negocio. Si el objetivo está basado en las personas, esto hace la diferencia”.

Entonces cuando el enfoque inicial es un beneficio tangible a un grupo de clientes potenciales, el modelo de negocio comienza bien.

“Esto también le da al equipo de trabajo un propósito de servicio”, apunta Velázquez.

Otro aspecto que señala este experto es que no basta fiarse de las ideas plasmadas en una gráfica, finalmente ahí nada más rigen las leyes de las sumas y las restas, pero la realidad es mucho más compleja.

“Un modelo de negocio puede funcionar en Excel y luego fallar en la vida real. Se tiene que explicar como si fuera una historia, sobre todo cuando se presenta el business case (estudio de viabilidad) frente a un grupo”.

Solamente cuando la idea está bien articulada, haciendo referencia a fortalezas, debilidades, nicho de mercado y competidores, se puede contar fluidamente. Esto ya da cierta garantía de que en la realidad sí funcione bien.

Aunque la historia se exponga coherentemente y se consiga el visto bueno de socios o inversionistas, aún no termina la tarea. Sigue la fase de ensayo.

“El modelo hay que validarlo con los clientes, ofreciéndoles una versión inicial del producto o servicio. Y esto hay que hacerlo con la actitud de aceptar correcciones y razones de por qué pudiera estar mal el prototipo”.

Una vez que se hacen los ajustes con base en las observaciones de los clientes, entonces se muestra el modelo de negocio a los socios o inversionistas y si no hay objeciones, es momento de ponerlo en práctica.

Cuidado con los cuellos de botella

De acuerdo con Lennys Sánchez, directora de Fundación Axcel, asociación civil cuyo objetivo es detonar proyectos de emprendimiento en Ciudad Juárez, Chihuahua, el plan financiero es también clave para contar con más posibilidad de éxito en un negocio.

“Sin una estructura, sin una proyección financiera para saber en qué momento se va recuperar la inversión no es viable emprender”, comenta.

Es así como, ya con el emprendimiento en marcha, puede que las dificultades monetarias surjan por no haber establecido claramente la cronología del flujo de capital en el negocio.

“Luego aparece un cuello de botella en la administración financiera, lo cual acaba con el emprendimiento”, advierte.

Cumpliendo todos estos esquemas, se consigue un 60 % de probabilidad de que al negocio le vaya bien, de acuerdo con la experiencia de Sánchez asesorando a emprendedores en la zona fronteriza de México.

Esta especialista concuerda con Velázquez en el sentido de que el emprendedor, de inicio, debe de tener una idea sólida y no distorsionada por falsas expectativas surgidas más del corazón que de la razón.

“No hay que dejarse llevar por la pasión o el gusto de hacer algo, sin previamente estudiar el mercado, la viabilidad del producto y los canales de distribución; todo esto recae en el modelo de negocio”, precisa la directora de Fundación Axcel.

La ansiedad puede jugar a nuestro favor

Las emociones son un arma de doble filo, por un lado pueden nublar la perspectiva realista del emprendedor y, por el otro lado, son indispensables para darle vida al proyecto.

Esto lo afirma Osvaldo López Maguey, psicólogo de Psi Quiero Puedo, clínica online de psicoterapia, quien recomienda un justo equilibrio entre cálculo e intuición para poder cristalizar un modelo de negocio.

“Hay que manejar todas las emociones para que resulten beneficiosas y no jueguen en nuestra contra. Inclusive una emoción desagradable como la ansiedad es útil porque nos permite anticipar problemas y generar soluciones”.

Este especialista en salud mental también dice a los emprendedores que partan del supuesto de que van a cometer algunos errores en la instrumentación del modelo de negocio, pero no deben de asustarse, sino sacar provecho de ello.

“El punto es hacerse la pregunta de por qué no funcionó cierta parte del proceso y, de esta manera, poder encontrarle el hilo negro al fracaso, para aprender. Esto va a llevar a cualquier emprendedor a ser más exitoso”.

Porque, de acuerdo con López Maguey, solamente hay dos tipos de emprendedores que finalmente logran materializar sus proyectos: “los que ya fracasaron y los que van a fracasar en algún momento”.

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