Existe una constante que prevalece en esta nueva etapa: los empleados satisfechos no abandonan sus puestos de trabajo y son más productivos, opina Nima Pourshasb.
Para muchas empresas alrededor del mundo, los recortes y liquidación de personal han estado a la orden del día durante los últimos meses derivado de las afectaciones económicas que han tenido en medio de la contingencia sanitaria.
Sabemos que reducir gastos y hacer más eficientes todos los recursos han sido algunos de los grandes retos con los que han tenido que lidiar muchas empresas hoy en día para poder dar continuidad a sus operaciones; sin embargo, prescindir de los colaboradores más valiosos puede ser más costoso de lo que nos imaginamos.
¿Por qué? Son muchas las razones, una de ellas es que la alta rotación de personal puede afectar de forma importante las finanzas de la empresa; según un estudio de Deloitte, los costos asociados con el proceso de reemplazar a un trabajador de un cargo medio pueden significar a la empresa hasta el 150% del salario anual.
Y es que encontrar talento que comparta la visión de una empresa, cumpla el perfil y la experiencia que el puesto requiere, conlleva un proceso largo. Además de la inversión de tiempo y recursos, prescindir de un elemento clave por presiones económicas puede tener mayores repercusiones en la operación de ésta.
Por ello, una vez que se ha encontrado a la persona ideal para el puesto, conviene implementar acciones extremas, aún en tiempos de crisis, que fortalezcan la relación empresa-colaborador para generar engagement y evitar que busquen otras oportunidades.
En el contexto actual, tener una rotación baja también es importante para facilitar actuar de forma sistemática en los protocolos de seguridad adoptados frente al covid-19 en el retorno gradual a los lugares físicos de trabajo. Asimismo, la resiliencia generada alrededor de las experiencias compartidas ahora son parte de la nueva cultura de muchas empresas que respondieron de forma empática con sus colaboradores.
Sin embargo, los departamentos de Recursos Humanos que se vieron en la necesidad de recortar beneficios a sus colaboradores y que no pudieron gestionar bien la crisis ante la nueva realidad, hoy también corren el riesgo de que sus colaboradores opten por nuevas oportunidades laborales.
Si bien los entornos de trabajo han cambiado y seguirán evolucionando a raíz de la pandemia y las tecnologías, existe una constante que prevalece en esta nueva etapa: los empleados satisfechos no abandonan sus puestos de trabajo y son más productivos. Por ello, cada vez más empresas consideran la satisfacción de sus trabajadores como uno de los impulsos del éxito, y uno de sus mayores focos para la retención y atracción de talento.
Hay una serie de factores que afectan negativamente a los trabajadores y que pueden llegar a producir una profunda insatisfacción y deseos de abandonar o cambiar de trabajo, que van desde una falta de compromiso con los valores de la empresa derivado de un mal proceso de reclutamiento, hasta un mal ambiente laboral o un cambio en las condiciones de trabajo.
Al igual que las áreas de marketing se encargan de medir qué tan satisfechos están con nuestros productos o servicios, las áreas de Recursos Humanos deben medir la satisfacción de los colaboradores, ya que ello ayudará a detectar focos sensibles en la organización y dará la pauta para elaborar las estrategias y acciones a seguir para atender sus inquietudes y necesidades antes de que sea demasiado tarde y abandonen su puesto de trabajo.
El estudio World Happiness Report 2021 elaborado por the Gallup World Poll y Lloyd’s Register Foundation señala que la gestión de apoyo y flexibilidad laboral se han convertido en impulsores aún más importantes de bienestar en el lugar de trabajo durante la pandemia, y la confianza, apoyo, inclusividad, y pertenencia se han mantenido, lo que sugiere que los lugares de trabajo que apoyan el bienestar en los tiempos normales también los hace más resistentes en tiempos difíciles.
Aunque no existe una fórmula secreta y cada profesional tiene objetivos, valores y distintas necesidades; sin importar el tamaño, todas las empresas pueden desarrollar un plan estratégico que pueda, no solo ayudarles a la retención, sino a la atracción de perfiles de alto potencial que repercutan en el éxito de su negocio.
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